La Comunicación Entre el Entrenador Personal y el
Deportista
Hoy en día se habla mucho de la necesidad de la comunicación
para poder realizar un trabajo de mayor calidad y con mas rendimiento. Y por
supuesto esto también lo escuchamos en el ámbito deportivo, tanto en deportes
colectivos como en deportes de equipo.
Escuchamos en diversos ámbitos, incluso en el
deportivo, que "falta comunicación"
en el equipo o entre el deportista y su entrenador personal, que hay "problemas
de comunicación", etc...
Se dan por sabidos muchos conceptos, pero vale la
pena repasar un poco la teoría.
La comunicación es un proceso donde intervienen
varios elementos y también es un resultado: cuando el proceso se produjo
satisfactoriamente decimos que hubo comunicación. Como proceso se inicia en el
emisor, alguien que tiene una idea que quiere transmitir a otra persona. El
receptor no es cualquiera, el receptor que nos interesa a los efectos de la
comunicación es la persona a quien va dirigido el proceso. También podemos
pensar que la comunicación puede ser directa o indirecta en la medida que el
mensaje sea transmitido sin o con mediaciones a quien debe recibirlo.
Digamos, entonces, que en el emisor se forma una
idea, una idea destinada a que alguien la conozca. Esa idea se forma en imágenes:
imágenes visuales, sonoras, táctiles, olfativas, etc..., y para poder ser compartidas
con otros es necesario traducirla utilizando un código común a emisor y receptor. Yo puedo tener una
imagen muy clara de una mesa en mi mente, pero para poder compartir con otra
persona esa imagen, necesito utilizar un código que posibilite que la otra
parte, receptor, pueda, una vez que recibe el mensaje, transformarlo a su vez
en una imagen mental.
La comunicación es importantísima entre un deportista
y su entrenador personal y casi me animo a decir que es uno de los factores
esenciales para que el deportista consiga sus objetivos y pueda entrenar de una
forma eficaz y eficiente.
Una de las misiones del entrenador personal es ser psicólogo,
y como tal debe buscar las herramientas idónea que posibiliten la comunica ion idónea
entre las partes, detectando donde están las fallas de la comunicación, como
mejorarla, etc...Para eso tendremos en cuenta
que los deportistas, en general, son mas hábiles comunicando con su cuerpo y
que a veces hay que realizar ajustes para que las palabras fluyan.
Los receptores, los destinatarios de los mensajes,
deben contar con un clima propicio para que se "habrán" a la escucha,
y también poner su propia voluntad para posibilitar el proceso. A su vez, el
entrenador personal tiene que ser buen receptor de los mensajes que envían sus
deportistas. Eso in luye tener ganas de escuchar y de aprender.
A la hora de comunicar, el entrenador debe
formularse seis (6) preguntas básicas que son: qué quiere comunicar, cómo hacer que el mensaje sea entendido, cuándo
es el momento ideal para llevar a cabo la comunicación, dónde es mejor entablar
una comunicación, por qué debería o no comunicar algo y quién es el
destinatario de lo que quiere transmitir. El entrenador también tiene
que considerar el "ruido", o sea, todas aquellas cosas que
interfieren en la comunicación y que la dificultan, entorpecen o incluso la
impiden.
Ya sabemos que "comunicarse" implica que
el entrenador tiene una idea en mente, que va a "traducir" esa idea
en palabras para transmitirla a su deportista, que el deportista tomara esas
palabras e intentara decodificarla en su mente para asimilar la idea del
entrenador.
Lo primero que debe de definir el entrenador es QUÉ quiere comunicar. Para eso, la
mejor forma es clarificando sus propias ideas. La etapa de clarificación debe
de ser generosa en tiempos y trabajos; eso implica la planificación del que se
quiere, el análisis de si eso que se quiere y pretende puede llevarse efectivamente
a cabo, la investigación de si se cuenta con recursos suficientes para su implementación,
y una serie bastante amplia de factores que deben de ser evaluados y meditados
por el entrenador y su equipo de trabajo. Cuando una idea general de trabajo está
bien evaluada, luego la etapa de clarificación, puede traducirse en unas pocas
"ideas fuertes" simples, sencillas y que puedan expresarse en forma
clara, sin exceso de adjetivación y con palabras básicas que se presten menos
posibles a confusión.
Es preferible esperar a tener las propias ideas
clarificadas y analizadas antes de transmitírselas al deportista. A su vez, el
entrenador debe de tener claro que espera de su deportista.
Una vez que están definidas las ideas, el entrenador
deberá preguntarse CÓMO hacer par
que el mensaje ser entendido por su deportista. No debemos dar por sentado que
todo el mundo nos entiende cuando hablamos.
Para poder salvar esta etapa, una de las opciones
iniciales es realizar una tarea previa de definición de conceptos. Explicar que
es para el entrenador tal y cual cosa ayudara a que los deportistas tomen
conciencia sobre que espera el entrenador cuando se refiere a dicho concepto.
Aun en los casos en los que un término parezca universal y se suponga que
"todos" deberíamos entender lo mismo cuando se menciona, muchas veces
no es así.
Siempre dará buenos resultados utilizar un lenguaje
lo más sencillo y llano posible. Sin embargo, la mejor forma de asegurarse que
el mensaje ha llegado correctamente es preguntando si fue entendido.
Esta tarea de " confirmación" no debe
limitarse a las charlas grupales, ya que algunos deportistas simplemente no admitirán
públicamente que algo no lo entienden. Otros, incluso, pueden estar convencidos
que captaron la idea, cuando en realidad no fue así. A veces la mejor forma de
darse cuenta si el mensaje se entendió es proponerle a los propios deportistas
que pongan un ejemplo o una propuesta sobre lo que se acaba de transmitir.
El entrenador deberá tener en cuenta también
diversos factores que tienen que ver con las herramientas comunicacionales de
que disponen sus deportistas y adaptarse a las mismas para favorecer la comunicación.
Muchas veces se verá en la necesidad de hacer docencia. No es lo mismo liderar
un grupo de muchachos de 15 años, que uno de 8 años o a un grupo superior. Cada
etapa de desarrollo implicara una adaptación a las posibilidades del grupo en función
de su etapa evolutiva. Cada grupo en particular tendrá características propias
en función de variables sociales, geográficas, culturales y educativas
particulares.
Respecto a CUÁNDO
es el momento ideal para llevar a cabo la comunicación, también requerirá un
trabajo de evaluación por parte del entrenador. Como en todos los órdenes de la
vida, cualquiera de nosotros que desee transmitir un mensaje debe evaluar cual
es el mejor momento para realizarlo. Y esta evaluación implica intentar llevar
a cabo un juicio de valor sobre si las condiciones son las más propicias para
que el mensaje sea escuchado, se intente traducirlo y si se decodifica
correctamente, tenga un efecto favorable.
Esta valoración depende de muchos factores y es una
de las mas dificultosas para llevarse a cabo. Pero también es una de las menos
tenidas en cuenta y de las que peores resultados puede causar en materia
comunicacional cuando el momento no es elegido correctamente, peor aún, cuando
ni siquiera se evalúa si es el momento ideal para transmitir algo. Una buena táctica
para definir si decimos o no algo es preguntarnos qué beneficios traerá o si
causara perjuicios. El mero hecho de frenar para preguntarnos si conviene o no
decir algo en ese momento puede evitar transmitir un mensaje que tiene que ver más
con la pasión de un momento, con estado de enojo o con un arrebato.
Cuando las emociones son fuertes no se puede pensar
con toda la claridad necesaria y es mejor posponer las palabras hasta tener un
dominio más efectivo sobre las mismas. Esto impide cometer muchos errores difíciles
de reparar.
Hay entrenadores que tienen serios problemas con
este aspecto.
El DÓNDE
no es un detalle menor y muchas veces viene de la mano con él cuando comunicar.
Una charla grupal tal vez no sea el mejor lugar (ni momento) para poner en
relieve los errores cometidos por un deportista en particular, en especial si
los efectos sobre el mismo van a ser negativos. El "donde" de algunos deportistas, en forma individual, pueden ser lugares
diversos, como el lugar de entrenamiento, el vestuario, etc... ¿ Es necesario qué
un entrenador tome en cuenta estas consideraciones? Definitivamente, si.
Desde el momento que tiene el control y el poder de decisión
sobre los destinos de un grupo de deportistas, también tiene responsabilidad
sobre el grupo en general y sobre sus integrantes en particular. Una de las
primeras premisas es no causar daño, factor que debe de estar en mente en
especial a la hora de llevar adelante acciones en forma individual con sus
deportistas.
Cuando hablamos del POR QUÉ comunicar algo nos referimos a las razones que justifican
la transmisión del mensaje, pero también las razones que avalan la falta de
comunicación. Evaluar las causas que motivan comunicar algo no es una tarea
difícil, y dependerá de la situación concreta, aunque siempre debe existir en
la mente del entrenador la pregunta previa acerca de la justificación del
mensaje, lo que le ayudará a analizar también sobre la oportunidad, el lugar,
la forma, etc. Si se quiere, responder el "¿por qué?" es, en parte,
responder a cada una de las preguntas anteriores y evaluar si se justifica
trasmitir un determinado mensaje.
En cambio, no es tan sencilla la respuesta cuando se
trata de no comunicar. Un ejemplo bastante frecuente en los equipos es la
decisión del entrenador de excluir a un jugador titular. Por lo tanto, cuando
un entrenador decide la exclusión de un jugador, debe, necesariamente,
comunicar las razones, el por qué, de tal decisión. El silencio es altamente
dañino en este caso, porque deja al jugador en un mar de incertidumbres. Una
decisión bien fundamentada puede ser, incluso, motivante o movilizadora para el
jugador y llevarlo a querer esforzarse más para recuperar su puesto, o mejorar
su disciplina, etc. Pero el silencio no es la mejor opción. En estas
situaciones el entrenador puede llegar a confundir su potestad de excluir a un
jugador, que es incuestionable, con la necesidad de trasmitir al jugador las
razones de su decisión. Ni siquiera se trata de someter la decisión a un
debate; solo se trata de darle la oportunidad al jugador de conocer por qué fue
excluido y de elegir qué hacer en consecuencia. Si no sabe por qué, difícilmente
sabrá que caminos tomar en el futuro.
En cuanto a QUIÉN
es el destinatario del mensaje, son variadas las opciones: el grupo de
deportistas en su totalidad, el deportista en particular, alguien externo al
deportista, o incluso la familia. El entrenador personal deberá tratar de que
la comunicación sea siempre directa, sin intermediarios, a fin de evitar la
contaminación del mensaje. Definir a quién se le dirá algo también implicará
definir la oportunidad (cuándo) y el lugar (dónde), A su vez, cuando la
comunicación es a un deportista en particular, deberá tener en cuenta la forma
(cómo) de transmitir el mensaje en virtud de las características del
deportista.
Tal vez una de las funciones
principales del entrenador personal sea la observación de la situación
comunicacional y la evaluación de cuáles son las mejores estrategias para
mejorarla.
Como resumen podemos decir, que el entrenador
personal debe de estar constantemente en comunicación con el deportista,
retroalimentándose de su información; información que le servirá para observar
los progresos y modificar sus entrenamientos. Al igual que este tiene que
mandar feedback al deportista, de forma que este pueda sentir sus progresos o
sepa como modificar sus estrategias de entrenamiento.
Pero todo esto hay que saberlo decir de la mejor
forma posible, incluyendo el cuándo y sobre todo el cómo. Este cómo debe de ser
de una forma sencilla y simple, utilizando tecnicismos, pero de tal forma que
el deportista pueda entenderlo (repetir las explicaciones de su significado y
de lo que se espera que se haga en esa sesión. Y en este punto nos podemos
preguntar, el ¿por qué de los tecnicismo? La respuesta es simple. El deportista
también tiene que aprender y debe de poder saber utilizar las palabras propias
del deporte que practica. Debe de saber llamar a las cosas por su verdadero
nombre y no por el nombre coloquial que se le puede asignar.
Ya sabéis queridos deportistas, si vuestro
entrenador personal no se comunica con vosotros (comunicación correcta y
adecuada) este no está haciendo bien su trabajo y os tiene como un número más
de su lista y no como una persona a la cuál entrenar según las circunstancias
que le rodean.
entrenadorpersonalsonseca.blogspot.com.es
Como siempre os digo, ¡NOS VEMOS POR LOS CAMINOS!
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